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Have you ever felt your soul darken?



One of my mistakes in life has been giving more than I receive. Perhaps it’s my humble upbringing or maybe it’s the naivety that lives inside my soul. Whatever it is, it makes me vulnerable.

The day I realized I had been giving too much of myself was the day I was met with a grave darkness. What I didn’t know was that with every act of love or selflessness, I was giving pieces of myself. I also didn’t know that those were my light pieces, pieces of my soul.

Along the road I met someone who I thought I was going to be with forever, and thus I gave them my all. All the light that lived inside of me was theirs. Then one day, they, along with my light, were gone. So, there I sat in the darkness, cold, numb, alone and almost soulless. I say almost because although I gave them my all, I did leave just a spark to myself.

Every day after, I tried to grow that spark into a full light, but it was so hard to do. For months I lived with that raw pain. It was pain as great as grief. Every time I tried to explain it to someone, they wouldn’t understand. I got tired of my words falling on deaf ears and so I stopped talking about it. To add to that, it was quite embarrassing having to explain my pain and tell them how forlorn I really felt. After being silenced for so long, that ache turned into an awful numbness.

After all of that, I strived to rebuild myself, attempting to create new pieces to fill the void in my soul and light up the spark. I think this was the most difficult part; finding those pieces of myself again. Nonetheless, I did all the things that made me happy, things I hadn’t tried before. I made new friends, went out more and most of all, I learned to love myself. As it turns out, I had never done that, loved myself, because instead I was giving all my love to someone other than me.

That was the hardest lesson I’ve ever learned in life and a mistake I will never make again. I’ve had a long time to reflect and learn how important self-love is, so next time this situation arises, I will love, without letting them take all my pieces.

I learned that your soul is supposed to be gleaming with light, not crippled and damaged. If you learned anything from this story, at least remember, preserve your light, your soul; as you are not meant to rip yourself apart for anyone.


 

¿Alguna vez has sentido tu alma oscurecerse?


Uno de mis errores en la vida ha sido dar más de lo que recibo. Tal vez es por mi educación humilde o tal vez sea la ingenuidad que vive dentro de mi alma. Sea lo que sea, me hace vulnerable.

El día que me di cuenta de que había estado dando demasiado de mí misma fue el día en que me encontré con una gran oscuridad. Lo que no sabía era que, con cada acto de amor o altruismo, estaba regalando pedazos de mí. Tampoco sabía que esos eran mis pedazos de luz; pedazos de mi alma.

En el camino conocí a alguien con quien pensé que iba a estar para siempre, y así le di mi todo. Toda la luz que vivía dentro de mí también era de él. Y así, un día, él, junto con mi luz, desaparecieron. Entonces, me encontré allí sentada en la oscuridad, en una frialdad, insensible, sola y casi sin alma. Digo casi, porque aunque les di todo, me dejé solo una chispa.

Todos los días después, traté de convertir esa chispa en una luz completa, pero fue muy difícil hacerlo. Durante meses viví con ese dolor bruto. Era un dolor tan grande como la pena. Cada vez que intentaba explicárselo a alguien, no me entendían. Me cansé de que mis palabras cayeran en oidos sordos y dejé de hablar del tema. Para aumentar mi dolor, fue muy vergonzoso tener que explicar mis penas y decirles lo triste que realmente me sentía. Después de haber estado silenciada durante tanto tiempo, ese dolor se convirtió en una terrible insensibilidad.

Después de todo eso, luché para reconstruirme, intentando crear nuevas piezas de mí para llenar el vacío en mi alma y encender la chispa. Creo que esta fue la parte más difícil; encontrar esos pedazos de mí misma otra vez. Sin embargo, hice todas las cosas que me hacían feliz, cosas que no había probado antes. Me encontré con nuevas amistades, salí más y, sobre todo, aprendí a amarme a mí misma. Resulta que nunca había hecho eso, amarme, porque en vez de hacerlo, le estaba dando todo mi amor a alguien que no era yo.

Esa fue la lección más dura que he aprendido en la vida y un error que nunca volveré a cometer. He tenido mucho tiempo para reflexionar y aprender lo importante que es el amor propio, así que la próxima vez que se presente esta situación, sí amaré, pero sin dejar que me roben mis pedazos.

Aprendí que tu alma debe brillar con luz, no estar tullida ni dañada. Si aprendiste algo de esta historia, al menos recuerda, conserva tu luz, tu alma, porque no se supone que debes desgarrarte por nadie.



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